Pasacaballo, suenos de paz e igualdad

El día después del plebiscito por la paz en Colombia,
podríamos hablar y debatir horas enteras
de por qué ganó el NO, qué es lo que a la gente
no le cierra del Acuerdo y cuál es el futuro
del proceso de paz, pero no.

El día después del plebiscito vamos a hablar
de algo más importante, vamos a hablar del pueblo,
los que siempre pierden, los que no fueron
invitados a la fiesta de la paz.

En la noche del jueves el huracán Matthew
llegó a las costas de Colombia dejando
a un indígena Wayú de 67 años sin vida,
David Uriana se encontraba pastoreando
en la comunidad de Casuso,
Alta Guajira y fue arrastrado 5 kilómetros
por la corriente del río crecido.

El poderoso huracán no solo dejó
su huella en La Guajira, sino que siguió
todo su recorrido por la costa y provocó
destrozos en casi todo su pasar.

Es por esto que durante el fin de semana
de votación en Colombia no dejó de llover,
grandes tormentas provocaron inundaciones
en gran parte del país, principalmente
en la región del Caribe, y acá en Cartagena,
el mismo lugar donde hace una semana
exactamente  se firmaba el Acuerdo
de Paz entre Gobierno y FARC, el 90 %
de la ciudad  está bajo el agua.

Pasacaballos es un pueblo situado a una hora
de la Ciudad Amurallada, Centro Histórico de Cartagena,
conocido por los viajeros por ser el paso intermedio
hacia Isla Barú vía terrestre, la isla pública
más concurrida por los turistas.

Los habitantes de este pueblo son los más
afectados por el paso del huracán Matthew,
sus casas precarias y las calles de tierra
reflejan la desigualdad con la que convive hoy Colombia.

Allí fue Facu con su cámara para retratar
la realidad de los damnificados.

Al llegar al lugar lo recibió una familia y le preguntó
si estaba solo y qué hacía ahí, donde nunca
nadie se acercaba, no turistas, ni políticos.

Ante la pregunta Facu se sorprendió
"Vine solo y a documentar lo que la tormenta causó"

Automaticamente, la familia organizó una visita
a las zonas más humildes y vulnerables de Pasacaballo.

10 niños lo escoltaron desde su inocencia,
tomando todo como un juego.

Juntos recorrieron un Centro Cultural azotado por el agua,
cinco o seis viviendas a las que se les había volado el techo,
piso de barro e innumerables familias
que lo habían perdido todo.

Para ellos alcanzar la paz es poder vivir
con dignidad y cubrir las necesidades básicas.

A ellos les hubiese encantado poder ir
a votar el día del plebiscito, pero ayer toda su
preocupación se basó en que el agua
no les lleve lo poco que tienen.

Fueron dos horas intensas donde la amabilidad,
el respeto y la confianza fueron fundamentales
para poder realizar este trabajo que Facu viene
realizando a lo largo del Continente.

El trabajo de visibilizar a los más vulnerables,
esos que no son noticia ni ocupan
un lugar en la primera plana.

La paz no es asunto solo entre
el Gobierno y la FARC, la paz también tiene que ser
inclusiva y solidaria con los que más lo necesitan.

• Texto por Eva Ayelén Rojas
• Fotografías por Facu Cardella

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